Este sábado 23 de marzo de 2024, el Obispado de San Felipe de Aconcagua, liderado por Gonzalo Bravo, anunció que la Iglesia determino quitar el ministerio sacerdotal a Mauricio Cruz Lolas, a quien se le investigaba desde hace un tiempo por temas ligados a la administración económica de las parroquias que lideró en la Provincia de Los Andes.
En un comunicado difundido por la Iglesia, se indica que “El Obispado de San Felipe de Aconcagua informa que el Santo Padre, el Papa Francisco, por medio del Dicasterio para el Clero, ha emanado el Rescripto de Dimisión del Estado Clerical y Dispensa del Sagrado Celibato y de las demás obligaciones inherentes a la Sagrada Ordenación de Mauricio Cruz Lolas, quién, hasta ahora, ha sido sacerdote en esta diócesis”.
Según el comunicado, la “pena es el resultado final de un proceso judicial canónico que duró más de dos años, durante el cual se llevaron a cabo diligencias y procedimientos que, junto con el testimonio de muchas personas, por un lado y, el uso de la legítima defensa del acusado, sus testigos y sus abogados, por otro lado, tuvieron como resultado esta pena definitiva”. Junto a ello agregan que “En dicho proceso pudo comprobarse la responsabilidad de Mauricio Cruz Lolas en la comisión de delitos canónicos gravísimos, que se desdicen de las obligaciones propias de los clérigos (cánones 1389 §1-2; 1326 §1,1-2). Dichos delitos no involucran a personas menores de edad”.
Cabe indicar que la sanción impuesta a Mauricio Cruz “es inapelable y no contempla recurso alguno”, por lo que la expulsión es definitiva. Cruz Lolas ya había sido investigado y sancionado por el entonces Administrador Apostólico de San Felipe Jaime Ortiz de Lazcano, proceso que culminó restituyendo al ex cura en la Parroquia Santa Rosa de Lima de Los Andes, hasta que llegó el actual prelado Gonzalo Bravo, quien inició un proceso de investigación que culminó con la expulsión del sacerdocio.